Cada 24 de marzo se celebra en Colombia el #DíaDelLocutor. Para conmemorarlo hablamos con uno de los locutores más reconocidos del país: Willy Vergara, uno de los talentos de Radio Nacional de Colombia.
“Soy de Maicao, en La Guajira, mis papás siempre me mandaron al colegio en Barranquilla, pero terminé el bachillerato en Bogotá y aquí me quedé. Pero amo a mi Guajira, a mi Maicao, y a San José que es el patrono de mi ciudad, donde la gente sale con sus vestidos y tambores a celebrarlo. Recuerdo esto desde pequeño, La Guajira es lo máximo”, así comienza esta entrevista el maestro Willy Vergara.
Es una de las voces más respetadas en el medio radial colombiano por su experiencia de más de 30 años, su conocimiento de la música y por el cariño de sus oyentes que lo siguen de lunes a viernes a las 2 de la tarde en su programa Música maestro y los sábados y domingos de 12 de la noche a 5 de la mañana en Parrandeando, ambos por Radio Nacional de Colombia.
Willy representa el trabajo de muchos hombres y mujeres que cada día acompañan a los colombianos con su voz, desde ese medio que ha sobrevivido a los augurios de desaparición por cuenta de la televisión y otras nuevas tecnologías: su majestad la radio “un aparatico que uno lo prendía y sonaba, en el que la gente hablaba y todo el mundo lo oía, cheverísimo”, como lo describe Willy cuando se le pregunta sobre lo que lo motivó a convertirse en locutor.
Entrevista
Foto: Sandro Sánchez, Radio Nacional de Colombia
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¿Cómo pasó de ser un empresario del entretenimiento musical a locutor de radio?
Yo trabajaba con presentaciones de artistas musicales y por intermedio de mi hermano conocí a la gente de Olímpica Stereo quienes estaban abriendo emisora en esta ciudad.
Empecé a llevar artistas al espacio que tenían los sábados y así me fui acercando a la radio, que siempre me había parecido un medio increíble, durísimo.
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¿Alguna vez consideró no dedicarse a la música, sino a lo deportivo, a lo noticioso, o siempre su pasión fue por el lado de lo cultural y lo musical?
Desde muy pequeño crecí escuchando música. Cuando llegué a Bogotá, en el colegio yo era el que cantaba, tocaba el tambor, tenía el sabor caribeño, eso me hizo convencerme de que esto es lo mío, donde mejor me muevo.
Me encanta lo deportivo y lo noticioso, y lo hago cuando me toca porque como locutor profesional uno debe saber de todo un poco, es como si uno fuera un médico general que sabe de todo, pero que es consciente de que hay especialistas y yo lo soy en música.
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¿Considera que ha cambiado el papel del locutor a lo largo de los años?
Claro que sí, todo va cambiando con los años y las modas y el locutor también, pero a veces pienso que ha cambiado para mal.
Antes se les exigía a los locutores una licencia de locución, que era como un filtro para garantizar que quien opinaba en la radio tenía conocimientos de cultura general, ahora cualquier persona puede hablar. Eso pone en peligro la calidad de la radio que muchas veces es vana, superflua, vacía y a veces hasta ‘chambona’, cuando puede ser entretenida y agradable.
Tengo claro que uno debe adaptarse a los cambios, navegar según las aguas, pero con respeto y aprovechando que cada vez hay más información, más cosas para oír, más cosas para decir y más gente en el mundo para escuchar.
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¿Cuál es el consejo para esas nuevas generaciones que quieran seguir sus pasos?
Informarse, leer, saber de todo un poco, siempre hay que estar leyendo de todo, no solamente de una cosita para que no lo vayan a ‘corchar’ con otra. Mucha cultura general y pensar que la chabacanería no es sinónimo de buena radio. Se puede hacer una radio elegante, entretenida, amena y buena.
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¿Qué es lo mejor de ser locutor en la Radio Nacional de Colombia?
Lo mejor es que uno está en contacto con Colombia, con una audiencia grande en todo el país, desde San Andrés hasta Leticia, desde los Llanos hasta la Costa Pacífica y es increíble saber que con todas estas audiencias nos identificamos. Somos la radio pública del país, de la gente, sin ningún compromiso comercial con nadie y así se siente al aire. Eso es algo muy grande por eso me siento feliz, como en mi casa, me siento muy orgulloso de estar aquí.
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¿Es cierto que su pasión por la música no es solo en la radio y que tiene una enorme colección?
Hace unos años mi hija y sus amigas contaron más de cinco mil álbumes. Creo que ya debo tener diez mil, solo en LP´s creo que debo tener aproximadamente tres mil más o menos.
Cuando desaparecieron los vinilos y lo reemplazó el CD, estuve muy reacio a comprarlos y seguía, y sigo, escuchando mis discos con mi tornamesa que tengo todavía. Sin embargo, la colección siguió creciendo porque las mamás de mis amigos me llamaban cuando iban a votar sus discos, también mis hermanos me pasaron los suyos. Hoy tengo música de todo el mundo y en todos los formatos.
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¿Qué es lo más exótico que tiene en esa colección?
Muchas cosas porque en verdad me gusta toda la música: la africana, la caribeña de las islas de Haití, de las Islas Vírgenes, de Jamaica… el reggae también me interesó un tiempo y ahora tengo bastante jazz y, por supuesto, la salsa clásica de los 70´s, de la Fania, Richie Ray y todas esas vainas.
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¿Qué tanto la comparte a través de la radio con sus oyentes?
Todo el tiempo lo hago. Me encanta la radio porque es como un colegio, sirve para transmitir conocimiento, experiencias y compartir mi colección musical también es parte de eso. Me encanta que la gente conozca, aprenda, descubra o redescubra, eso es parte de la misión del locutor: informar, ayudar en la construcción cultural, dar herramientas para abrir la mente con contenidos diferentes que no necesariamente son fáciles de escuchar en la radio.