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‘Emma Reyes era como la mamá de los colombianos que queríamos ser artistas’, Álvaro Medina

16 de Noviembre de 2021
Emma Reyes, la huella de la infancia

La historia que narra la infancia de la pintora y escritora colombiana, llega a la pantalla de Señal Colombia el domingo 20 de junio a partir de las 8:00 p.m. Previo al estreno de la serie, su director Alberto Restrepo y los principales actores de la producción estarán ‘Conectados con Álvaro García’ en una entrevista que revela parte de la trama, a las 7:30 p.m.

Hablar de Emma Reyes en el 2021 es hablar de lo desconocido, puesto que pocos saben el trasfondo de esta artista y escritora bogotana que se destacó, principalmente en Europa, y que forjó una amistad con los mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo. 

Sin embargo, para llegar a la gloria el camino de Emma fue de espinas, en especial en su infancia marcada por la pobreza y el abandono. Y es ahí donde se concentra la serie ‘Emma Reyes, la huella de la infancia’, una coproducción de RTVC y Quinto Color, que, a través de Señal Colombia, y en alianza con el Ministerio de las TIC, la trae de vuelta para que todos los colombianos reconozcan su historia de superación y fortaleza.

Desde su nacimiento, en 1919, Reyes fue objeto del desamor materno y presa de la pobreza extrema. Analfabeta hasta los 18 años de edad, no entró al colegio ni a la universidad y terminó encerrada con su hermana en un convento durante 15 años, a donde terminaron como consecuencia del abandono de su mamá cuando apenas eran unas niñas.

No obstante, la dureza de esos primeros años fue lo que hizo de Emma Reyes una mujer decidida a romper con los esquemas de la Bogotá de 1920 y convencida de ello logró una beca de estudios en París en donde se asentó por más de 50 años convirtiéndose en colega de artistas de la talla de Elsa Morante, Jean-Paul Sartre y Pier Paolo Pasolini.

Sus alas, ya desplegadas, le permitieron abrirle la puerta a pintores colombianos como Fernando Botero y Alejandro Obregón, entre muchos otros.

Por eso, previo a su estreno, hablamos con Álvaro Medina, reconocido historiador de arte y amigo íntimo de Emma Reyes, para reconocer la grandeza de su espíritu y algunos detalles ocultos hasta ahora. 

Entrevista

¿Cómo recuerda a Emma desde su personalidad?

Era una mujer inquieta, persistente, muy disciplinada. Una mujer, cómo diría yo, muy amistosa, con un sentido de la amistad que, como ella, era mayor que todos nosotros. Emma Reyes era como la mamá de los colombianos que queríamos ser artistas y vivíamos en París. 

No es que ella se pusiera en ese plan, pero de verdad, nosotros acudíamos a ella hasta para cosas domésticas. 

¿Y como artista?

A ver… Emma era una pintora muy disciplinada y al mismo tiempo hay que reconocer que fue una pintora bastante irregular. Tiene momentos realmente brillantes y tiene momentos que, como le ocurre en general a los artistas, son de realizaciones que no satisfacen del todo, que son bastante pobres.

Yo recuerdo haber hablado con ella, porque yo he sido siempre bastante crítico y sincero, entonces de ella era de llamarme a mí y decirme: Álvaro pasa por mi taller que estoy pintando unas cosas nuevas y quiero saber qué opinas. Y yo de decirle francamente: Emma, eso que estás haciendo no me gusta, no me parece. 

Y las discusiones que teníamos muy francas, directas, ella muy receptiva, y como es lógico en un artista, tratando de explicar y defender lo que estaba haciendo. Y yo en la medida en que realmente consideraba que no era tan bueno como ella pensaba, a explicarle por qué no era tan bueno.

¿Qué cree que la obsesionaba? 

Yo diría que, si tenemos en cuenta que ella vivió más de la mitad de su vida en Europa, su obsesión era el trópico, mostrar la exuberancia tropical, expresarla. En Colombia dos ejemplos de esto son Obregón, por un lado, y Botero por el otro siendo tan distintos.

Vale la pena recordar que por ejemplo, el mismo Negret con esa geometría, que no es fría a diferencia de otros artistas que manejan la geometría de un modo frío, el mismo Negret decía que él en sus esculturas quería expresar el trópico, la exuberancia del trópico.

¿Qué podemos decir de su amistad con Diego Rivera y Frida Kahlo?

Emma conoce a una Frida Kahlo que ya está bastante enferma. Creo que Frida murió a los pocos meses de estar Emma en Ciudad de México, de manera que se conocieron, se hablaron, pero ella hablaba más bien de Diego Rivera. 

Eso sí, nos contó que estuvo en el entierro de Frida Kahlo.

¿Qué historia recuerda junto a Emma Reyes?

Yo era un gran fumador, un fumador empedernido, y convencido de poder dejarlo ya llevaba como cuatro años sin fumar cuando en una ocasión yo la invité a cenar, nos tomamos unos vinos y ella era una fumadora únicamente social. 

Entonces cenamos, comenzamos a tomarnos unos vinos y ella prende su cigarrillo frente a mí, y yo siento el olor de ese tabaco y le digo: Emma, déjame probar, dame un cigarrillo para fumar. Y me dice: no, no, no. Tú ya estás salvado.

Pero, yo le dije, ven, dame un cigarrillo que es que quiero probar que realmente lo dejé. Finalmente, le robé un cigarrillo y ella se disgustó, no me quería prestar el encendedor y finalmente lo prendo, lo pruebo dos veces y lo apagué enseguida. 

Le dije: Emma, sí, ya estoy salvado y ¡nunca más un cigarrillo en mi vida! 

Fue muy lindo, muy lindo, la manera como Emma me decía: no, no te doy cigarrillos… fue bonito y pasé la prueba.

¿Qué palabra elegiría para describir a Emma?

Perseverante. Y otra palabra más que le cabe: amorosa. Realmente era una gran amiga, gran, gran amiga.

¿Y eso por qué?

Bueno, porque ella se preocupaba, tal vez por eso es que yo digo que era como una mamá. Cuando ella se informaba que alguien estaba en algún problema, enseguida llamaba a preguntar: ¡quiubo! que me contaron, que cómo estás, qué necesitas y a tratar de ayudar y a orientar, de verdad, de una manera muy amorosa. Y amorosa en el sentido verdadero de la amistad.

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