A través de las 68 frecuencias de Radio Nacional de Colombia distribuidas en diferentes regiones del país, El campo en la radio llega a diez años de emisión, convertido en uno de los programas más escuchados en la radio pública nacional y, este domingo 4 de junio, empezará su conmemoración con un especial dominical que irá al aire de 12:00 a 2:00 p. m.
El espacio de Radio Nacional de Colombia cumple una década llegando a las regiones como una herramienta de conocimiento e información en sus labores cotidianas, consolidándose como el espacio radial de RTVC Sistema de Medios Públicos, donde se dan a conocer las necesidades de los campesinos colombianos y se comparten sus saberes, tradiciones y expresiones culturales.
“Esta es nuestra universidad del campo, donde aprendemos muchos conocimientos”: David Benavides, campesino de la vereda La Linterna, La Paz, Santander.
Este será un especial para celebrar y contar en un horario distinto, como desde hace diez a ños el cantar del gallo se disputa el anuncio del nuevo día con el sonido de la radio cuando suena El campo en la radio, que habitualmente se escucha de lunes a viernes, a las 4:00 a. m., a lo largo y ancho del país en fincas y ranchos, hablándole al campe sino en su idioma de lo que más les interesa: la tierra.
Un espacio radial en el que suenan voces como la de María Helena Luque , una sexagenaria mujer que tiempo atrás tomó los pesos que ahorró y le pidió a un paisano que le arrendara un pedacito de tierra para sembrar. Pero él le habló de la ganadería sostenible y ahora explica con propiedad de ganadería silvopastoril, y cuenta que arrienda pequeñas parcelas a gente que no tiene tierra para sembrar frijol y quinua, repartiendo las ganancias.
O Maritza Castañeda, que con un niño en condición de discapacidad halló en las huertas la forma de sacarlo adelante con un proyecto al que se unieron otras dos mamás con hijos en iguales circunstancias. Sembrando lechuga, repollo, acelgas, brócoli y coliflor para vender en los mercados campesinos de El Rosal, y de otros municipios en Cundinamarca como Cota, Villeta, Madrid e incluso hasta Bogotá, los sacan adelante con la empresa que crearon. También vinculan jóvenes con discapacidad para ayudarles a tener algún ingreso.
Y Meybi Johanna Duarte que, tras su segundo embarazo, debió dejar su trabajo como tesorera de una empresa de transporte e iniciar un negocio de leche con el padre de sus hijos, su abuela y su mamá. Empezaron con una vaca y, cuando la pandemia amenazó con q uebrarlos, la sabiduría de la abuela la llevó a hacer cuajadas, así nació “Cuajarte”, un negocio que además produce queso y yogur natural que venden en mercados, comercio, hogares y a una fábrica de quesadillos y arepas.
“El Campo en la radio, es el programa que integra a los campesinos de Colombia con la radio, sirviéndonos a nosotros los campsinos”: Arnulfo Tirado, campesino de la vereda Los Alpes, en Simacota - Santander.
Así se cuenta El campo en la radio, un programa que les abre los micrófonos a campesinos de todos los territorios del país para aprender de su saber ancestral, pero también para conocer y actualizar aspectos que requieren para su diario trajín.
Hablando el lenguaje de la sencillez
En julio de 2013 empezó a sonar El campo en la radio, cuenta una de sus fundadoras, Gloria Elizabeth Morad, productora y realizadora: “Nació para ser la compañía del campesino colombiano y entregarle información importante que le sirva. Pero lo más importante, es un programa que permite aprender del campesino, un ser sabio que participa y comparte su conocimiento”.
Con el convencimiento de que la radio pública es una radio rural en esencia, Deysa Rayo, realizadora del programa, sostiene que: “visibiliza al campo y al campesino, sus saberes, tradiciones y expres iones culturales como fundamento, además de ser un factor importante en el desarrollo del país. Cierra la brecha entre el campo y la ciudad, porque acercamos a los oyentes a las dinámicas del campo y logramos una empatía con las realidades sociales y económicas de los campesinos”.
Ellas, junto a Wilson Bonilla, se reúnen cada semana para concebir cómo será y se encargan de hablarles en su mismo lenguaje, el de la humildad y la sencillez, convirtiéndolo en un programa muy cercano y familiar, en el que se pue de escuchar la leche caer en el balde durante el ordeño, así como a los gallos, los perros y las vacas en un “concierto de campo”. Y al tiempo, se conoce el aporte del campesino y de los agrónomos, zootecnistas, veterinarios y otros expertos que acuden como invitados.
Y no solo trata temas agropecuarios, les habla de su entorno familiar o social, de conflictos por un lindero y cómo solucionarlo, de su salud e incluso del perdón. Convoca a muchos campesinos que han tenido que migrar a las ciudades y los acerca a sus recuerdos, un programa donde se emocionan y añoran su tierra, sus árboles y animales.
“El Campo en la Radio es el programa que integra a los campesinos de Colombia con la radio, sirviéndonos a nosotros los campesinos”: Arnulfo Tirado, campesino de la vereda Los Alpes, en Simacota – Santander.
Un campo que tiene mucho que decir
Son tantas las necesidades en el campo que es difícil hablar de una sola que se haya detectado a través de El campo en la radio. pero para Gloria Morad el abandono es un factor común “en salud, infraestructura, en vías para sacar sus productos, educación y conectividad”.
El programa ha transitado por las regiones para transmitir especiales como La ruta del cacao, en varios municipios de los Santanderes; o La ruta del pescador, por el río Magdalena. También realizó Mi huerta, del campo a la ciudad, para conocer cómo la gente, en pandemia, aprendía a cultivar huertas urbanas y caseras, donde con las enseñanzas de los campesinos, el cilantro, la cebolla y las aromáticas nacieron en casa.
Un proyecto audiovisual con video, artículo, infografía y pódcast que está en la página web de Radio Nacional de Colombia. También ha rescatado olores y sabores de las cocinas campesinas invitando a las regiones para conocer platos como “la carne a la perra”, típico del llano; o el cocido boyacense, en peligro de extinción. En 2022 llegaron al campo con Mujeres rurales, esperanza en los territorios, que rindió homenaje a aquellas que han sufrido la violencia doméstica, intrafamiliar, social, con es posos e hijos desaparecidos, pero siguen en pie cuidando las personas que quedaron bajo su protección, empoderadas y admirables.
“Logramos abrir espacio en la televisión a través de Canal Institucional con El campo en la radio TV, porque entendimos que el campo no solo se tiene que escuchar, sino que también se puede ver y es maravilloso”, anota Morad.
Así, El campo en la radio ha crecido a lo largo de una década, cultivando una audiencia que no seconoce tanto porque en los municipios no se mide, pero se siente cuando se acercan al equipo a decirle “yo los escucho”, como también lo hacen directivos de empresas, políticos y personajes que saben lo que se juega en el campo.
Y en un país con una coyuntura alimentaria como la actual, con un campesino explotado y con cada vez menos gente que cultive, un programa radial sobre el campo y para el campo ayuda a despertar acerca de lo que se tiene, apunta Wilson Bonilla, quien añade: “para hablar del campo solo se necesita sacarse el imaginario de que es sólo pobreza, gente con ruana o poncho y machete sembrando papa y yuca. Se requiere tener sensibilidad social, conciencia social y amor”.
