La historia de una gigantesca obra inconclusa en medio del piedemonte amazónico revive los problemas endémicos de falta de ejecución en los proyectos viales del país y la batalla perdida del hombre por tratar de intervenir la naturaleza.
Por Álvaro Castellanos
Decir que Colombia es una eterna obra inconclusa es un argumento ampliamente usado por pensadores y ensayistas que, a través de la historia, han intentado explicar las complejidades del país y de la población que lo habita. Y en esta oportunidad vuelve a ser una idea que encaja perfecto en el rompecabezas de nuestro relato de nación, gracias al testimonio audiovisual que ofrece Suspensión, documental disponible en RTVCPlay sobre un puente sin terminar que choca arbitrariamente contra una montaña, en medio de la inmensidad geográfica del piedemonte amazónico, a la altura del departamento de Putumayo.
Suspensión gira en torno a un monumento del absurdo humano. Una estructura que es apenas la capa más visible, pero también la más gráfica y eficaz para arrastrar al espectador a una experiencia natural y atmosférica, en la que se cuenta poco y se muestra mucho de la ineficiencia estatal y de los repetitivos fracasos del hombre por manipular la naturaleza para su propio beneficio.
El documental comienza con una sugerente cita de Fray Canet del Mar, un monje capuchino de la comunidad religiosa que lideró a comienzos del Siglo XX la creación de caminos para comunicar al Amazonas y al Putumayo con el resto del país. «Diríase que algún espíritu maléfico se había entretenido en distribuir espacios y despeñaderos para impedir la entrada de aquellas sociedades». Una frase que da cuenta del misterio ancestral que encierra la zona selvática más amplia del planeta, de la cual 476000 kilómetros corresponden a la jurisdicción colombiana.
Panorámicas bellísimas de la geografía de la región, fotos antiguas de la construcción de los caminos e imágenes de archivo de un derrumbe en el sector de Murallas en 1991, que dejó decenas de víctimas mortales, ponen a andar esta producción de 2019 dirigida por Simón Uribe y que, antes de aterrizar en RTVCPlay, se ha paseado por una docena de países, obteniendo la mención especial del jurado en el festival Mostra Ecofalante (en Brasil) y el Premio Museo Usi e Costumi della Gente Trentina (en Italia), entre otros reconocimientos.
En el medio de Suspensión, notaremos, gracias a imágenes viejas y recientes, el permanente riesgo de deslizamiento que se sufre en la región. También seremos partícipes de historias de vida de pobladores que han sufrido la escasa presencia estatal en el mejoramiento del llamado «Trampolín de la muerte», como se le conoce a la vía San Francisco–Mocoa, tal vez la más peligrosa de Colombia por su estrechez, los abismos que la rodean, sus curvas pronunciadas y los riesgos de quienes transitan sobre ella y de quienes aún personifican esa inaudita postal colombiana de lanzarse en una polea sobre precipicios para ir de una zona a otra.
En ese contexto, aparece el gancho del documental. Un ambicioso puente curvo, hoy abandonado, con el que el Gobierno pretendió la década anterior dinamizar la movilidad vial de la región. En palabras de don Guillermo Guerrero, poblador de la zona y conocedor de sus problemáticas, las 18 curvas por kilómetro que tiene la vía San Francisco–Mocoa hacían que la ejecución de la obra fuera casi imposible de materializar, pues implicaba una construcción de túneles sin precedentes para permitir el avance de la carretera. «Fue una locura de tipo emocional y de tipo político», sostiene don Guillermo a bordo de su campero, en el trayecto hacia Mocoa.
Rénders fantasiosos que nunca saltaron a la realidad, testimonios de pobladores incrédulos y la idea cíclica y paradójica de que en Colombia todo cambia para seguir igual, son elementos y reflexiones que van apareciendo en la continuidad de Suspensión. También veremos cómo los colosales cimientos de la obra y el tramo de puente huérfano, que choca arbitrariamente contra una montaña, quedaron reducidos a una accidental atracción turística y a un símbolo del despilfarro y el desquicio burocrático.
Con una estructura narrativa circular, Suspensión termina casi donde comienza: con una calamidad natural. No la de 1991 en el sector de Murallas, sino una más reciente, ocurrida en 2017 y sólo a algunos kilómetros de distancia, en Mocoa, epicentro de otro deslizamiento mucho más grave y que dejó al menos 1400 fallecidos, entre ellos don Guillermo Guerrero, quien supo aportar los testimonios más reveladores del documental. Una coincidencia trágica que, de nuevo, habla de fracasos institucionales y de la fragilidad humana frente a la omnipotencia natural.
Recuerda que Suspensión hace parte del catálogo documental gratuito más grande de cualquier plataforma de streaming, con más de 180 títulos disponibles aquí.