Sady González, una luz en la memoria
Este 9 de abril se conmemoran 70 años de El Bogotazo, el violento evento que afrontó la capital colombiana luego del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán a manos de Juan Roa Sierra y que terminó en una revuelta popular y con la ciudad en llamas.
Han sido varios los documentos audiovisuales que desde entonces se han realizado sobre esa fatal fecha y todos se caracterizan por el uso de fotografías en blanco y negro que hablan del horror. El protagonista detrás del lente de este material fue el fotógrafo Sady González.
En homenaje al trabajo de este pionero de la reportería gráfica y de su esposa Esperanza Uribe, creadora del archivo de Foto Sady, uno de los más importantes del país, Señal Colombia emitirá este lunes 9 de abril, a las 9:00 de la noche el documental "Sady González, una luz en la memoria".
En esta producción, codirigida por su hijo Guillermo González y Margarita Carrillo, artistas, expertos, familia e impactantes imágenes trasladan al espectador a la Colombia rural de los años 30 y a la Bogotá de los años 40, 50 e incluso hasta los 70.
La narrativa visual oscila entre el pasado y el presente, fija la memoria histórica y plasma el nostálgico paso del tiempo.
“Conmovedor y asombroso hasta las lágrimas, es un producto audiovisual de enorme valor y justicia, comparable solo a la labor que el mismo Sady González emprendió tras su lente durante más de cuatro décadas”, opinó sobre el documental el periodista Jaime Andrés Monsalve de Radio Nacional.
Y es que Sady, nacido en Bogotá en 1913 y fallecido en 1979, dejó para la historia el más fuerte testimonio visual en 180 imágenes de lo que pasó en Bogotá en esos días: decenas de muertos, edificios y tranvía en llamas, soldados tratando de recuperar el orden en la ciudad e incluso la foto de Eliseo Cruz sosteniendo la cabeza de Gaitán y del cuerpo destrozado de su asesino material, son parte de su herencia para que el país no olvide.
El documental va más allá de este episodio violento y durante 53 minutos hace un recorrido desde su infancia, cuando su madre le obsequió “una máquina para retratar”, su paso por la Casa de Nariño como fotógrafo oficial y por su vida familiar al lado de su esposa Esperanza y de sus siete hijos, quienes son los encargados de rescatar la imagen del fotógrafo que retrató lugares y personas de la Bogotá que desapareció con los años, dejando atrás su belleza tradicional para convertirse en la gran metrópoli.